Cirugía que modifica la forma de la nariz

La rinoplastia es la cirugía que modifica la forma de la nariz, cambiando la configuración de la punta o del dorso, estrechando los orificios nasales o cambiando el ángulo entre la nariz y el labio superior. También corrige problemas congénitos, traumatismos y algunos problemas respiratorios.

Se trata de una de las intervenciones de Cirugía Estética más demandadas en nuestro país y el mundo.

 

Rinoplastia

¿En qué consiste?

Durante la cirugía, la piel de la nariz se separa de su soporte, compuesto por hueso y cartílago, que es esculpido con la forma deseada; posteriormente la piel es redistribuida sobre este nuevo soporte. Muchas veces se realiza este procedimiento desde dentro de la nariz, haciendo unas pequeñas incisiones en el interior de los orificios nasales (lo que se conoce como “cirugía cerrada”), mientras que, en otras ocasiones, se opta por la rinoplastia abierta, sobre todo en los casos más complejos, en los que se realiza una pequeña incisión en la columela.

Para ayudar a dar forma o sostén a la pirámide nasal, es frecuente que se utilicen como injertos diferentes tejidos del propio paciente (cartílago, hueso) o, más raramente, materiales sintéticos. Al término de la cirugía, se coloca una escayola de yeso u otro material, que ayuda a mantener la nueva forma de la nariz, así como tapones nasales en ambos orificios para evitar el sangrado y estabilizar el tabique.

Postoperatorio

Pasados unos diez días de la intervención, se puede retirar la escayola de protección que cubre la nariz, pero el postoperatorio suele alargarse hasta las dos o tres semanas, tiempo que tardan en desaparecer los signos de inflamación en las estructuras vecinas, como los ojos o las mejillas.

Es recomendable, en este periodo, evitar sitios muy concurridos a fin de evitar cualquier golpe o traumatismo que pueda dañar la nariz, además de prescindir del uso de gafas, que descansan sobre los sitios críticos en los que se ha desarrollado la cirugía, pudiendo provocar alguna alteración del resultado.

Por último, es muy importante que la zona operada se proteja del sol durante un mínimo de tres meses, sobre todo en verano, para lo cual deben emplearse cremas de protección solar alta que minimicen la pigmentación de la piel o la aparición de marcas originadas por los hematomas, cuya sensibilidad a los rayos solares es muy elevada.

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